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lunes, 13 de mayo de 2013

Acabo de leer tu carta...


¡Cuánto sentimiento y nada de rencor! Tu padre puede estar orgulloso por los principios que inundan tu persona. Tuvo que pagar un precio muy caro, pero ha dejado la representante más digna de los ideales por los que murió. GRACIAS por compartir conmigo tu grandeza. Un beso.

M. Carmen Ruiz Hidalgo

sábado, 4 de mayo de 2013

Querida Magdalena

No sé cómo podría expresar lo que viví y sentí ese 14 de abril en Guadix; cuanto menos, me sentí muy orgullosa de ti, de tu empeño y tu lucha por lo justo, por lo olvidado...

Esa carta a tu padre me abrió el corazón. Y si tuviera que dar una definición de ti, lo haría con palabras del poeta Aben Hazam, "...y si una semilla recala en ella, jamás le faltarán las lluvias en primavera...".

Gracias por estar ahí, por todo lo que eres y por todo lo que nos has hecho vivir.

Mariangustias Bertos

miércoles, 1 de mayo de 2013

Carta a una hija valiente

Lo has conseguido, Magdalena. Y puedes estar orgullosa. Al final el nombre de tu padre está escrito donde reposa. Y muchos hemos conocido la verdad, aunque la intuyéramos desde siempre. Te ha costado tiempo encontrarle sentido a todo lo que ocurrió hace más de 70 años; en comprender que tu padre era un hombre bueno, honrado, justo... y que su único error, su pecado, o llámalo como quieras, fue entregarse a los vencedores y reconocer que era socialista, liberal, de izquierdas.

Muchos años después y cuando alguien te lo explicó claramente empezaste a sentirte orgullosa de tu padre y te empeñaste en "hacer algo por él". Han sido muchos años de lucha, de entrevistas con unos y con otros; de llamar a una y otra puerta y hasta de dar algún puñetazo sobre la mesa. Había que dignificar YA la vida y la identidad de tu padre y la de otro centenar largo de personas buenas de Guadix que habían sido borrados del mapa y de la tumba que ocupan simplemente por ser fieles a sus ideas. Tenías que conseguir restituir su identidad a todos.
¿Qué decir del acto del último 14 de abril en Guadix? Creo que todos los que estuvimos contigo ese día sentimos la misma emoción al ver cómo se hacía justicia, aunque fuera con muchos años de retraso. Y muy importante: ver cómo se podía decir en público la verdad sin miedo a represalias. Y sobre todo 

aprendimos lo que es el amor de una hija, su fuerza de voluntad, su capacidad de sufrimiento y su gran valentía para seguir adelante, para no decaer... y conseguir el propósito inicial "HACER ALGO POR ÉL".

Lo has conseguido. Todos los que te conocemos bien y te queremos pensamos que este puede ser sólo el principio.  Es posible que en años venideros encuentres otras formas de seguir reivindicando la memoria de tu padre. Si en algo podemos ayudarte, cuenta con nosotros. Estas impresiones que estamos aportando unos cuantos pueden ser el inicio. 

Loli.