Acabo de leer tu carta...
¡Cuánto sentimiento y nada de rencor! Tu padre puede estar orgulloso por los principios que inundan tu persona. Tuvo que pagar un precio muy caro, pero ha dejado la representante más digna de los ideales por los que murió. GRACIAS por compartir conmigo tu grandeza. Un beso.
M. Carmen Ruiz Hidalgo
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